miércoles, 23 de noviembre de 2011

Alan Watts y la abstracción del dinero

El genial Alan Watts nos ilumina acerca de la naturaleza del dinero con unas palabras pronunciadas hace más de 30 años en una conferencia  y que frente a la convulsa situación económica que vivimos están más vigentes que nunca.



El famoso pensador inglés Alan Watts dijo en una conferencia:
"En muchas de las diferentes dimensiones de la vida vivimos un estado confusión total entre símbolo y realidad. [...] Recuerden la gran depresión; un día todo el mundo hacía negocios, las cosas estaban bastante bien y al día siguiente habían colas para hacer pan. Era como si alguien hubiera ido al trabajo y al llegar le hubieran dicho `Lo sentimos amigo, pero hoy no se puede seguir construyendo. Ninguna construcción puede seguir, no disponemos de los suficientes centímetros´ Y el trabajador diría: ¡¿Qué quiere decir que no disponemos de los suficientes centímetros?! Tenemos madera, ¿no es así? Tenemos metal, incluso tenemos cinta métrica' Le habrían respondido: "`Sí, pero es que usted no entiende el mundo de los negocios. Lo que ocurre es que no disponemos de suficientes centímetros, hemos utilizado demasiados' Por absurdo que pueda parecer, eso es exactamante lo que sucedió en la Depresión, porque el dinero es algo del mismo orden real que los centímetros, gramos, metros, kilos o líneas de latitud y longitud. Es una abstracción. Es un método de contabilidad para obviar el incómodo procedimiento del trueque. Pero nuestra cultura, en realidad toda nuestra civilización, está completamente colgada de la noción de que el dinero cuenta con una realidad propia independiente".




Esta reflexión de Watts, hecha hace ya más de 30 años, cobra más sentido que nunca con la actual crisis mundial y pone de manifiesto la asombrosa lucidez y perspicacia de su pensamiento. Si algo caracteriza esta crisis económica es su naturaleza abstracta, etéra, indefinida. Todas las noticias hablan de rumores, bonos basura, primas de riesgo y acciones que fluctúan. Meros números que parpadean en una pantalla de ordenador. El hombre efectivamente creó el dinero para facilitar el intercambio comercial pero poco a poco, impulsada por la propia lógica insaciable del capitalismo, el dinero ha ido dominando al hombre hasta desembocar en la situación que vivimos hoy en día. Una situación entre absurda y dramática. ¿Cómo explicar sino que miles de personas honradas deban vivir en la calle mientras abundan los pisos vacíos? En teoría un selecto grupo de hombres malvados y sin remordimientos controlan el mundo desde las sombras. Pero esto sólo es verdad en parte. Ellos también son esclavos del sistema y de la noción del dinero; nunca tienen suficiente. Ya no se trata de comprar más casas, más aviones, más lujos, sino de amasar dinero. Un dinero que ni siquiera se transforma en papel, sólo es un número en una cuenta. Son adictos al subidón de adrenalina que experimentan cada vez que multiplican sus beneficios pero, de manera parecida a un cocainómano o  a un ludópata -de hecho en estos casos se activan las mismas áreas del cerebro vinculada a las adicciones- no tardará en necesitar más acción. La prueba incontestable de que ellos también son esclavos del sistema es que con su actitud voraz e irracional están poniendo en serio peligro las bases y reglas que les permiten a ellos vivir como unos auténticos privilegiados.  El sistema tiene vida propia, no hay ninguna persona al frente. Como un tren de alta velocidad que descontrolado se aproxima al abismo y sin ningún conductor a los mandos.
 




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